Erase una vez una señora llamada Lupita, que deseaba mucho tener un hijo, pero no podía conseguirlo;
Un día caminando escuchó unos gritos:
-¡auxilio, ayuda! ¡ayudame!
La señora se quedó parada se dijo a si misma:
-No a de ser nada, y continuó caminando y volvió a escuchar:
-¡Ayuda, ayúdame!
Entonces se quedó parada y empezó a buscar entre los arbustos, encontró una nuez, se quedó viendo con atención y se dió cuenta que de ahí venian los gritos.
Regresó a su casa llevando la nuez con ella, allí trato de abrirla y no podía, hasta que de pronto se le cayó y se abrió el cascaron,
cual sería su sorpresa, de él salió un pequeñisima niña, sorprendida la levantó y le preguntó:
-¿tú quien eres?
-¡Yo soy pulgarcita!.
Lupita desde que vió a Pulgarcita quedo impresionada, era perfecta, bonita y sobre todo tan pequeña, le dió tanta ternura que fue y
le preparó un baño, la peinó, le dió de comer, Pulgarcita se sentía tan cómoda con Lupita que se quedó profundamente dormida en su cascarón,
Lupita también se fue a dormir, dando gracias al cielo porque ya tenía una hija.
Ya avanzada la noche, un sapo entró por la ventana y se llevó el cascaron donde dormía Pulgarcita, con tanto salto Pulgacita se quedó en un
hoja que estaba sobre el lago y se asustó tanto que se cayó al agua.
-¡Auxilio!, ¡ayuda!, -unos peces la oyeron y fueron a rescatarla.
-¡Muchas gracias pecesitos! dijo Pulgarcita.
Cuando Lupita se despertó, dijo:
-¡hola Pulgarcita!-, cuando no recibió contestación busco el cascarón y se dió cuenta que Pulgarcita no estaba,
la empezó a buscar y buscar por todos lados, pero no la encontró.
Mientras tanto Pulgarcita estaba aun asustada, los peces la llevaron a la orilla, pero de pronto una mariposa pasó y se la llevó a las alturas dejandola caer en una colonia de abejorros,
-¡que fue eso!- Dijeron.
-¡soy Pulgarcita!- Contestó, los abejorros no respondieron mas y Pulgarcita se sintió triste y salió corriendo. En eso empezó a llover y llover y cada vez llovia mas fuerte,
como Pulgarcita eran tan pequeñita, una sola gota la ahogaba, buscó y buscó refugio y no encontraba nada, entonces vió una luz, una luz muy bonita y ella la siguió hasta
alcanzarla, no era el sol, era la casa de la señora Wilson que era una bondadosa rata,
-¿Quién eres tú?- Preguntó la Señora Wilson.
-¡soy Pulgarcita!,
-¿Pulgarcita? ¡Que raro Nombre!
- ¿podría ayudarme?
-¡claro que si, pasa, estas en tu casa!
-¡que bonita esta su casa señora!
-¡estas muy mojada!,-¡te voy a preparar un chocolate bien calientito!
-¡es muy amable, gracias!
-¡ y dime Pulgarcita!, ¿que andas haciendo por aquí?
-¡me perdí, dormía en la casa de Lupita, quien me quiere como una hija, pero un sapo entró a la casa y se robó mi cascaron y yo hiba en él!,
-¿puede usted ayudarme a regresar a casa?
-¡claro que si!- dijo la señora Wilson, - ¡ve hacia el norte y veras una palma muy alta, pregunta por un Don Pajaro, él va a ayudarte!
Agradecida Pulgarcita, tomo nuevamente el camino, cuando llegó a la palma, empezó a gritar muy fuerte:
-¡Don pajaro, Don pajaro!- pero no recibió respuesta, volvió a gritar:
-¡Don pajaro, Don pajaro!, en eso lo vió, estaba tirado en el suelo y se asustó mucho, porque estaba herido, Pulgarcita corrió a ayudarlo.
-¡Don pajaro que le pasa, que le pasa!- y él le contestó:
-¡corre Pulgarcita trae un vaso con agua, un trapo, mojalo y ponmelo en la cabeza!- Pulgarcita obedeció sorprendida que él supiera su nombre,
por lo que le preguntó:
-¡como sabe mi nombre!,
- ¡Yo conozco a todos los que habitan estas tierras, ya que siempre he viajado mucho!-, Pulgarcita lo curó y él se quedó dormido.
Al día siguiente Don pajaro se levantó muy bien y dijo:
-¡Pulgarcita, tenemos un largo camino que recorrer, en marcha!
Pulgarcita muy contenta se sube al lomo de Don pajaro, vuelan y vuelan por todo el bosque durante dos días, hasta que por fin llegaron al hogar de Pulgarcita.
-¡Lupita, Lupita, entró Pulgarcita gritando a su casa, donde Lupita se había quedado tan pero tan triste por no saber nada de ella que casi se muere de la pena,
pero al verla se puso muy feliz y contenta:
-!Pulgarcita, hermosa, regresaste, gracias al cielo que estas bien hija mia!
Pulgarcita abrazó fuertemente a esa señora que le daba cariño de madre de verdad.
-¡Si mamá regresé y nunca mas nos vamos a separar!
Se unieron en un fuerte abrazo y fueron felices para siempre.
FIN