1
Mayordomo fiel de Dios
en esta tierra soy.
Nada soy, nada tengo,
todo es por su amor.
La riqueza y la belleza
de esta tierra son
de mi amante, tierno
y dulce Salvador.
Es feliz el hombre aquel,
que comprende esta verdad;
que Jesús por él murió
como dádiva de amor.
2
Mayordomo fiel de Dios,
en esta tierra soy.
Nada soy, nada tengo,
todo es por su amor.
Te suplico, el egoísmo
quites tú de mí;
pues mejor es dar
que solo recibir.
Hoy deseo consagrar
mi vida al Salvador.
Mis talentos y mi tiempo
dedicar a él.
Pido, Santo Espíritu,
mi cuerpo tomes hoy
y que mis tesoros brillen
a sus pies.
Y que mis tesoros brillen
a sus pies.