Enciende una luz, déjala brillar,
la luz de Jesús que brille en todo lugar.
No la puedes esconder,
no te puedes callar,
ante tal necesidad,
enciende una luz en la obscuridad.
¿Cómo pues invocaran a
Aquel que no han creído?
¿Y como creerán en
Aquel de quien no han oído?
Y como oirán si nadie les predica?
Hermosos son los pies de los que anuncian la paz,
las buenas nuevas de Jesús.