// Dulce refugio, en la tormenta,
es Jesucristo, el Salvador.
Él me alienta,
y me alimenta,
con su palabra y su amor. //
Vengo a reposar en él.
Él es mi amigo fiel,
una poderosa y fresca unción;
llenará mi corazón.
Dulce refugio, en la tormenta,
es Jesucristo el Salvador.